Tenerse respeto, por uno mismo, no es sinónimo de ser cabezón. Mantener sus principios e ideas sobre cualquier tema no es tener respeto sobre alguien sino sobre uno. Para tener respeto hacia alguien primero hay que entender qué quiere decir y luego tomarlo o no. Al final siempre dependerá de si se comparten o no las ideas, pero la madurez intelectual del respeto se demuestra más cuando aceptas y desistes de tratar de convencer a alguien cuando se llega al punto en el que se ve que ambos entienden el punto de vista del otro, pero no lo comparten.
De hecho, y por desgracia, poca gente está dispuesta a aceptar tanto su error como a cambiar de mentalidad o pensamiento. A veces es imposible, inviable, o simplemente que no es lo que han elegido. Claro que el problema de elección también debería ir dado por uno mismo, cuando a veces viene dado por otros o, peor aún, por la sociedad. No quiere decir que la sociedad tenga malas ideas, sino que por lo general no solemos estar dispuestos a cambiar de opinión y eso siempre genera una creencia irracional y fiel que es difícil de cambiar. Pero todo se resume a entender las cosas para poder elegir. Y tampoco es difícil entender esto, es más fácil caer en la hipocresía por no aceptar las opiniones de alguien sobre algún tema, aunque a veces el problema sea la falta de respeto en la comunicación, que aceptar las opiniones de un grupo... o por lo menos debería ser más fácil.
Parafraseando la frase de un sabio "es más fácil engañar a alguien que enseñarle que ha sido engañado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario