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domingo, 22 de febrero de 2015

Hacer de tu vicio el vicio de otro

Un "¿Quieres?" a veces basta para convencer, o si no insistir un poco. Y es que la creencia de un sujeto de compartir sus necesidades (aunque sean como mero acto de acompañamiento social) tienen sus ventajas y beneficios.

Para empezar, compartiéndolo: si es perjudicial se repartirá entre varios; si es beneficioso le beneficiará al motivo de quien lo ha compartido. Y se preguntarán, ¿Qué clase de vicio es bueno? Bueno, como todos sabrán, el tabaco ha acompañado siempre las conversaciones no solo de exteriores, sino de garitos, pubs y demás sitios donde se permitiese fumar. Conste que a un servidor el tabaco del humo lo asquean tanto que mis tráqueas se bloquean y me pongo en periodo de apnea respiratoria hasta que se pase. Pero lo que acompaña, la compañía del fumador, como la compañía suya sin más, es un motivo de alegría.